Hoy en día cuando alguien habla de jubilación no tenemos claro si se refiere al momento de salida del mercado laboral, o a la situación en que queda el trabajador una vez de haber salido del mismo, no sabemos si hablamos de pensionistas, quienes cobran una pensión, o de jubilados. En definitiva, hay un amplio concepto en referencia a la jubilación. 

La edad para jubilarse no es más que una referencia, pero, según informes del Observatorio Europeo de Personas Mayores «se está invirtiendo la tendencia a una jubilación temprana, la mayoría de los trabajadores se jubilan bastante antes de la edad de jubilación oficial», concretamente entre los 55 y 59 años, y menos de un 20% de las personas entre 60-64 años todavía están trabajando.  

Además están apareciendo cambios importantes en las pautas del ciclo vital que modifican la secuencia tradicional de educación, trabajo y jubilación. Hay una tendencia latente a reducir la duración del trabajo y a aumentar los períodos de formación a lo largo de toda la vida laboral. Por tanto las condiciones de trabajo tenderán a ser más flexibles y continuará aumentando la movilidad. 

¿Qué hace que tomemos la decisión de jubilarnos? ¿Cómo afecta a la calidad de vida? 

Las razones suelen ser: 

  • Razones económicas: quien tenga unas condiciones económicas mejores (previsión de una mejor pensión, más tiempo de cotización…) más fácilmente optarán por la jubilación. 
  •  Ocio y relaciones sociales. Al parecer las ocupaciones de tiempo libre y la frecuencia e intensidad de los contactos familiares, no influyen en la actitud de expectativa hacia la jubilación, aunque sí en la adaptación a la misma. 
  •  Razones de salud: la mala salud parece que es un predictor de jubilación, siéndolo solamente de aquellas jubilaciones anticipadas o precoces. 
  •  Discriminación laboral relacionada con la edad: personas que debido a su edad encuentran dificultades para ser contratados en un nuevo puesto. 
  • La seguridad en el puesto de trabajo, las posibilidades de cambiar de puesto, la formación y el entrenamiento, las posibilidades de descansos, la disponibilidad de servicios de salud ocupacional, influyen en que se siga trabajando hasta el final. 

Un fenómeno como el «síndrome de aversión al trabajo» con una pérdida de valores relativos a la vida laboral, estrés crónico, mayor importancia de los valores privados y la propia aversión al trabajo, puede ser un exponente de mala calidad de vida laboral, con un aumento de riesgos de salud y una disminución importante de la satisfacción laboral y vital 

Las consecuencias de la jubilación en nuestra calidad de vida: Nos centraremos en el impacto psicológico, como los cambios en las relaciones sociales con los amigos, compañeros de trabajo, familia, y en ver estos cambios como parte de un proceso de adaptación a la nueva situación. Parece que los hombres aumentarían las actividades físicas principalmente y las mujeres las sociales e intelectuales. 

Además existen una serie de pasos por los que se pasa al dejar de trabajar:  

  1. Etapa inicial de «luna de miel». 
  1. Período posterior de decepción y/o hiperactividad o astenia. 
  1. Reorientación, donde se dan respuestas más realistas.  
  1. Fase final de estabilidad, es decir, acomodación a la situación actual.  

¿Qué influye en que tengamos una mejor adaptación a la jubilación? 

Gozar de buena salud, no tener problemas económicos, tener un buen nivel educativo, vivir acompañados, estar comprometidos en actividades sociales son factores importantes para esta adaptación. Un buen apoyo social parece ser un elemento importante: la percepción de las propias relaciones sociales, tener un grupo de amigos estable y/o realizar actividades regularmente con este grupo. 

 Uno de los factores que provocan más ansiedad y preocupación en la situación post retiro es la disminución de ingresos económicos, disminución de la autonomía, del control sobre uno mismo y sobre el ambiente, y una reducción de relaciones sociales, sobre todo fuera del ámbito familiar. 

La autoestima puede verse afectada especialmente en las personas para las que el rol profesional es muy importante, aunque esto no signifique que uno deja de tener roles cotidianos (padre/madre, esposo/a, hermano/a, etc.). 

Las posibles repercusiones en la salud pueden ser un elemento clave en esta sensación de bienestar y satisfacción vital, de manera adoptar de forma activa comportamientos y estilos de vida saludables son un buen indicador de calidad de vida. 

La realización de actividades recreativas, culturales y de ocio suponen un elemento de gratificación importante para las personas que se jubilan. Esta característica parece que está cambiando en las últimas generaciones de personas que se van jubilando con niveles educativos y culturales. 

En cuanto a la calidad de vida entre la población mayor, éstos experimentan menos emociones negativas y sus emociones son menos intensas, por lo que gozan de más estabilidad emocional. La satisfacción aumenta en relación a los aspectos más importantes: el trabajo, el matrimonio, los ingresos, el ocio y la religión. 

Según un estudio realizado con una muestra de la población del País Vasco  (261.327 personas mayores de 65 años, representa un 12,44% de la población total) 

  • La población ocupada es muy poca entre los mayores, solamente constituyen un 1,4%. 
  • La percepción sociocognitiva de estas personas es más positiva que negativa en lo relativo a su situación, especialmente si se dejan de lado los aspectos económicos. 
  • En cuanto a lo social, los principales modelos de convivencia son el matrimonio, con o sin hijos solteros, y la viudedad acompañada de hijos solteros o casados. Cuando se da convivencia, la relación es buena. Una gran parte de las personas mayores de 65 años tienen además amigos y se relacionan con ellos. Los problemas de soledad se relacionan con vivir solo y con insuficiente contacto directo con amigos y familiares. 
  • Entre los motivos de preocupación más importantes para este colectivo encontramos: la pérdida de salud (58,5%), la soledad (18,4%), falta de ingresos (7,7%), y que se les considere inútiles (5,3%). 

¿Hasta qué punto la percepción social de las personas jubiladas está más relacionada con un estereotipo que con la realidad? 

Algunos estereotipos muy extendidos respecto a las personas jubiladas no se corresponden con la realidad, estos deberían ser derribados para una integración más adecuada de los mayores en la sociedad.  

  • La idea de un estado mental deficitario NO corresponde con la realidad, cuando un 92,7% de los sujetos valorados presentan un buen nivel cognitivo. En cuanto a las habilidades funcionales uno de cada diez entre los mayores de 65 a 70 años presenta dificultades, aumentando esta tasa paulatinamente hasta que el grupo de los mayores de 80 presenta dificultades en un 40%. 
  • Respecto a las relaciones sociales NO hay una disminución significativa de estos contactos sociales, ni de la satisfacción que producen hasta los 70 años. Existe, sí, un 20% de personas mayores que viven solas, y a partir de los 80 sí que se observa una disminución de contactos, aunque no parece que disminuya la satisfacción que producen. 
  • La actividad física parece disminuir tal y como se cree, pues un 80% de los sujetos afirman no realizar actividad física alguna, aunque paralelamente un 61% afirma caminar diariamente. 
  • El estereotipo relativo a la felicidad también es una imagen falsa. El nivel de satisfacción vital de los jubilados se agrupa en un rango de bastante satisfacción. El autoinforme sobre felicidad de los distintos grupos de edad no difiere, lo que demuestra una importante estabilidad en este ámbito. 

¿Qué consejos podemos seguir para aumentar la calidad de vida tras nuestra jubilación?

  • Las orientaciones prácticas para una mejor calidad de vida se basan en la prevención basada en una mejora y adecuación de los hábitos y estilos de vida en relación con la salud, el ocio, las relaciones interpersonales y una mayor continuidad entre los procesos de educación, trabajo y ocio.  
  • Es aconsejable fomentar la actividad física y mental, la creatividad, la nutrición, la reducción de tabaquismo y consumo de alcohol. Así como fomentar la interacción social diversa (esto incluye relacionarse con personas más jóvenes que nosotros). 
  • Desarrollar instrumentos, vías y procesos de participación socio comunitaria a través de la participación en asociaciones, organizaciones no gubernamentales, a través del voluntariado, etc. Este es el reto actual de la sociedad, y para ello es importante y necesario cambiar las percepciones tanto de las personas jubiladas sobre si mismos, como de los profesionales y planificadores, y de la sociedad en general. Dar pasos hacia una cultura de la solidaridad entre edades, clases, y razas y para el reconocimiento del valor de la diferencia es una de las mejores garantías para el futuro del desarrollo de nuestras sociedades. 

Fuentes: Estudio sobre jubilación y calidad de vida de la revista Española de Geriatría y Gerontología.

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